HORIZONTES DE LA CULTURA BAJO OTRA MIRADA


Gyula Kosice en el Pompidou

El prestigioso Centro Georges Pompidou de París inaugura el 20 de octubre una sala permanente dedicada a la obra del maestro argentino, fundador del Arte Madí y el Arte Concreto-Invención. En la imagen, maqueta de la Ciudad Hidroespacial, 1947.

La sala exhibirá obras de las décadas del 40 y 50 de este artista, poeta y visionario nacido en Hungría en 1924 y llegado al país a los 4 años, donde se naturalizó argentino.

 

En 1945 Kosice fue catapultado a la fama al organizar las primeras exposiciones de Arte Concreto-Invención, que tuvieron lugar, entre otros lugares, en la casa del psicólogo social Enrique Pichón Riviere y en lo de la fotógrafa alemana Grete Stern.

 

Las obras de este genial artista figuran en museos y colecciones privadas de la Argen­tina, América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia.

 

Ahora una sala permanente del Centro Pompidou -que alberga una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo del mundo- estará dedicada a obras de su autoría, con la curaduría de Camille Morineau.

 

Este conjunto de obras "va a ser exhibido en el marco de una nueva presentación de la colección del museo”, había adelantado a Télam el director del Pompidou, el francés Alfred Pacquement, durante su visita a Buenos Aires en abril pasado.

 

En 1944, el artista creó “Röyi”, la primera escultura articulada y móvil de Latinoamérica y en el mismo año coeditó la revista Arturo, que proponía un arte de pura invención, no figurativo.

 

De este modo, Kosice regresa a París donde, en 1948, expuso en el Salon des Realites Nouvelles, donde recibió una avalancha de propuestas de galeristas argentinos luego del reconocimiento obtenido en el país que lo nombró Caballero de las Artes y de las Letras.

 

En los años 60, en el Instituto Di Tella, el artista presentó una muestra integrada por 100 obras y Jorge Romero Brest lo calificó como un precursor de las vanguardias.

 

"Yo siempre fui un hombre de vanguardia -remarcó Kosice alguna vez en diálogo con Télam-, tanto es así que hice obra con los tubos de gas neón y en Norteamérica recién lo hicieron veinte años después con muchísimo éxito. Cuando hago algo tiene que ser completamente inédito, que se parezca absolutamente a nada".

 

Sus pensamientos utópicos lo llevaron a inventar en 1971 la Ciudad Hidroespacial, una urbe para habitar el espacio multidimensional a 1500 metros sobre el nivel del mar, que extrae el agua de las nubes para su sustentación y que fue adquirida para su colección permanente por el Museo de Bellas Artes de Houston.

 

Kosice realizó 50 exposiciones individuales y más de 500 muestras colectivas, a lo largo de su carrera en la que además fue distinguido con el Premio Di Tella en 1962, el Konex Platino en 1982, el premio a la Trayectoria en Artes Plásticas, otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, en 1994 y fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, en 1997.

 

La vida de Kosice incluye encuentros con Jean Paul Sartre, Jorge Luis Borges, Humberto Eco, Ray Bradbury, Manuel Mujica Lainez o Pichón Riviere que se suceden y saltean en fotografías blanco y negro que el propio artista conserva en su taller de la calle Humahuaca.

 

Alguna vez, el propio artista que hoy tiene 89 años contó el por qué de su estrecha relación con el agua: "Lo único que veía cuando cruce el océano a los 4 años desde mi Hungría natal era agua y las estrellas. De ahí esa relación que yo recupero con persistencia en toda mi obra".

 

En realidad se llama Fernando Fallik, aunque todo el mundo lo conoce como Gyula Kosice, nombre de la aldea de la actual Eslovaquia en la que nació en 1924, tres años antes de venirse a la Argentina con sus padres, de origen húngaro. Extraña conjunción de nacionalidades que alguien deberá rastrear para encontrar las razones teóricas y prácticas de su arte, sea como cofundador del movimiento Madí (fue autor de su manifiesto y del nombre), sea como uno de los precursores del arte cinético y lumínico (la utilización del gas neón en sus obras data de 1946).

 

Con apenas veinte años, ya naturalizado argentino, Kosice alcanzó la fama al organizar las primeras muestras de arte Concreto-Invención, en las casas de Enrique Pichón-Riviere y de Grete Stern, respectivamente. No mucho más tarde propuso "La ciudad hidroespacial" y utilizó el agua por primera vez en el mundo en el plano artístico. Es imposible siquiera mencionar una décima parte de sus obras a través del tiempo y sus muestras en los museos más importantes del mundo.

 

Ahora, a partir del 21 de octubre, en el Centro Cultural Pompidou, una sala permanente que alberga una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo, estará dedicada a obras de Kosice realizadas en las décadas del 40 y del 50 del siglo pasado. El francés Alfred Pacquement, director del Pompidou, ya había adelantado hace unos meses esta exposición, en ocasión de su visita a la Argentina. La muestra cuenta con la curaduría de Camille Morineau y es una manera que tiene el artista de regresar a la ciudad en la que expuso, en 1948, en el Salon des Realites Nouvelles, y donde se le otorgó el título de Caballero de las Artes y de las Letras.

 

Kosice, amigo de las utopías (ha realizado esculturas monumentales urbanas en numerosas ciudades de los cinco continentes, recorridos hidroespaciales e hidromurales), que en sus 89 años se codeó con personalidades de la talla de Sartre, Bradbury, Eco, Borges y muchos más, dice que siempre fue "un hombre de vanguardia". "Tanto es asi -agrega- que hice obra con los tubos de gas de neón y en Norteamérica lo hicieron veinte años después con muchísimo éxito. Cuando hago algo tiene que ser absolutamente inédito, que se parezca absolutamente a nada". Dentro de unos días, el Pompidou dará testimonio de esta vida consagrada al arte.

 

En el neurálgico Beaubourg, el Centro Cultural Pompidou de París, eje de la producción contemporánea, abrirá sus puertas el 21 de este mes una sala consagrada a la obra de Gyula Kosice, un pionero inagotable, maestro de la invención, que participó de la avanzada de los concretos en la Argentina y fundó el grupo Madí.

 

El arte resiste. No se somete al sentido común. Muestra nuevas posibilidades. Por eso suele parecer arbitrario: pertenece al dominio de lo incierto y de la aventura, de lo que no está demostrado. El arte construye mapas de futuro. Subvierte nuestro horizonte de lo previsible cuando traza el contorno dichoso de la utopía. De todos los artistas argentinos que han caminado por los senderos inexplorados del bosque oscuro, ninguno se ha aventurado más lejos que Gyula Kosice, a quien el Centro Pompidou de París le dedicará este mes una sala especial en el marco de la exposición Modernidades plurales (ver recuadro).

 

Kosice nació en 1924 en Kosice (entonces Hungría, actualmente República Checa). Cuando tenía cuatro años sus padres se establecieron en la Argentina y aquí vive desde entonces. En su adolescencia leyó los escritos de Leonardo Da Vinci y esa experiencia marcó su vida.

 

En 1944, junto al grupo de artistas que militaban por la abstracción en el arte y la utopía en la política, fundó la revista Arturo, la primera publicación vanguardista radical que existió en América del Sur. Ese mismo año presentó Röyi, la primera escultura articulada y móvil; una nueva versión de esta obra, de 1993, integra el patrimonio de Malba.

 

Para los concretos de los años 40, el arte no era una simple apuesta estética, sino una profunda experiencia vital, que revolucionaba todo lo que tocaba. Más mística que pragmática, la producción de obras era un camino que transformaba profundamente la vida de los artistas y de cuantos estuvieran en contacto con esa experiencia. El arte era un destino, no un mero hacer.

 

En 1945, Kosice participó de las muestras de los artistas concretos en las casas de Enrique Pichon-Rivière y Grete Stern. Allí expuso poemas, textos teóricos y esculturas móviles. Al año siguiente se separó de los concretos y fundó el grupo Madí. Adoptó el marco recortado para los cuadros y creó las primeras esculturas en neón que se hayan realizado jamás.

 

Kosice ha sido un pionero incansable. Fue de los primeros artistas en usar materiales nuevos, desde el neón hasta el plexiglás. Experimentó con el agua y la luz décadas antes de que los minimalistas norteamericanos los usaran para sus obras seriadas. Propuso utopías que parecían imposibles y que, con el paso del tiempo, se van tornando verosímiles. Es el gran maestro de la invención: no produce nada si no está seguro de inventar un mundo distinto. No le interesa la obra fuera del contexto de un mundo futuro.

 

Más que un artista que produce obras, Kosice ha sido siempre un poeta que mira el horizonte y traza la ruta que lleva más allá del arcoíris. Es el renacentista de la era contemporánea. Su obra apuesta a reunir ciencia, arte y técnica.

 

Kosice cree que sin la guía espiritual de la poesía, la invención técnica o la investigación científica terminan sirviendo a proyectos inhumanos. Para él, el arte es una experiencia radical y compleja. En 1944 proclamó: "El hombre no ha de terminar en la Tierra". Y luego lanzó su proyecto más ambicioso: la Ciudad Hidroespacial, que seguiría desarrollando hasta la actualidad. En la década de 1960, este proyecto fue presentado en el Instituto Torcuato Di Tella (Kosice logró montar una línea de lluvia de 150 metros de largo sobre la calle Florida) y fue discutido con la NASA, que lo consideró "viable, pero no redituable. Y, por lo tanto, de imposible concreción".

 

Utopista empedernido

A fines de la década de 1950 comenzó a crear estructuras de hormigón monumentales, obras en plexiglás y agua, proyectos de ciudades interespaciales. Por esos mismos años vivió un tiempo en París. Utopista empedernido, artista que no puede pensar una obra si no considera que lo que está elaborando no es inédito o nunca antes visto, Kosice es un enamorado del tiempo por venir. Quizás esa apuesta incesante por el futuro, ese deslumbramiento por lo que no ha nacido aún, sea lo que le permite coincidir con -e, incluso, adelantarse a- las nuevas experiencias de cada momento. A 70 años de su debut artístico, sigue invirtiendo en lo que vendrá. Tratando de inventar lo que nos iluminará mañana.

 

Kosice parece ser la encarnación perfecta del crítico visto como artista que presenta Oscar Wilde en su célebre ensayo. Aún de manera más profunda que Marcel Duchamp, Kosice hace arte con ideas y transforma el pensamiento en obra. Va de lo abstracto a lo concreto y de la invención a la investigación como quien se maneja dentro de un continuum infinito. No es casual que este artista ilimitado haya sido un marginal toda su vida: produce lo que la época es incapaz de ver porque pertenece al tiempo que vendrá.

 

Hay una tradición que valoriza a los artistas por haber sido los primeros que han iniciado un movimiento o creado una nueva forma de ver. Kosice está más allá de estas minucias del dato y lo registrado en los archivos, a pesar de ser un precursor nato. Su obra es epifánica y profética: habla de un tiempo que jamás llega (el futuro nunca se hace presente), pero, al dibujar su contorno, lo hace visible. Lo torna deseable. Nos ofrece una promesa. Nos invita a participar de un desafío. Pocos artistas como Kosice han logrado tanto, durante tanto tiempo, siempre apostando a lo nuevo.

 

Cinético y lumínico

 

 

..Desde el próximo 23 de octubre, en el marco de la exposición Modernidades plurales -que presentará por primera vez una historia mundial del arte entre 1905 y 1970, con más de más de 1000 obras de 400 artistas de 47 países-, el Centro Pompidou de París dedicará una sala a "Kosice y el Arte Concreto". Allí exhibirá más de diez obras realizadas por Gyula Kosice en las décadas de 1940 y 1950, en su mayoría donadas por el artista al museo. Este precursor del arte cinético y lumínico, que cumplirá 90 años en 2014, obtuvo importantes premios, como los del Instituto Torcuato Di Tella y la Fundación Konex. Sus obras integran, entre otras, las colecciones del Museo de Bellas Artes de Houston y de Malba, donde presentó su Autobiografía en 2010.

 

En la Web. Animación 3D sobre la Ciudad Hidroespacial, realizada por Pablo Carbajo y Juan Cristóbal Barcesat: https://www.youtube.com/watch?v=0ispO5a99H8 . Más información en www.kosice.com.ar.

 

FUENTE: Diario de Cultura